Ayer, el Alcalde de Lima habló con RPP acerca de la reforma del transporte en la ciudad, una vez conocida la decisión del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de considerar nulas las licitaciones de los contratos de concesión para los corredores complementarios del Sistema Integrado de Transportes.

Castañeda manifestó que el "MEF ha salido a darle un golpazo muy fuerte a los ciudadanos de Lima", calificando este acto como un "sabotaje" y recomendando al Ministro de Economía que renuncie a su cartera porque no tiene claras las necesidades de los ciudadanos; asentúo -mediante tuit- que era su deber continuar luchando por la ciudad.

Hoy, Alonso Segura declaró para el mismo medio e indicó que los adjetivos de Castañeda eran innecesarios y trataba de politizar la situación. Asimismo, aseguró que la tarea del MEF es la de salvaguardar el arca pública del país y asegurar que los contratos firmados cumplan con la normativa vigente de contratación con el Estado.

¿Quién tiene la razón?

Segura indica que el MEF no se extralimitó en sus funciones. La Municipalidad decide con quién contratar, la materia y los períodos; el Ministerio simplemente observa que las contrataciones públicas cumplan el ordenamiento legal vigente, para que no se vuelvan a cometer las atrocidades del pasado (por ejemplo, lo que sucedió con el peaje de San Martín de Porres -hoy un cementerio de estructuras- donde el municipio era responsable por asegurar un monto de recaudación mensual durante la vigencia de ese contrato).

Sin embargo, hay un tema de fondo que los protagonistas han evitado comentar y se trata de la estabilidad jurídica y el mensaje que se envía al inversionista.

Ésta semana se ha dado conocer la calificación "Doing Business" del Banco Mundial, donde hemos retrocedido una casilla a nivel región (Segura asegura que esto es positivo, considerando la situación sudamericana). Además, se debe considerar la incertidumbre internacional que generan las elecciones y lo mal parados que andamos desde que las investigaciones al partido nacional y a la primera dama han trasendido a los titulares internacionales.

Castañeda y Segura, cada uno desde su esquina hace parecer que la decisión se encuentra entre dos extremos: ¿nos ordenamos y regimos por la ley o aflojamos y respetamos los contratos? Ninguno ha mostrado voluntad política por mejorar la situación (a priori, durante o posteriori).

El resultado

Lima sigue siendo la ciudad caos. Un video viral de hace un año mostró lo inseguro y drámatico que era manejar/caminar en Lima. Este es el retrato de una ciudad cada vez más ruidosa, donde las reglas de tránsito parecen ser nulas. Para todo limeño salir a la calle es literalmente salir a la selva, donde el "más fuerte" o el "más vivo" sale vencedor y es imitado.

Urge un cambio en el trasporte público y privado en la ciudad gris. Lo cierto es que poco se ha hecho en ésta gestión al respecto.